El día de hoy, te traigo la continuación de mi curso gratuito de MODIFICACIÓN DE HÁBITOS. ¡Te recomiendo estar pendiente de mi blog y mi canal de YouTube para que no te pierdas ninguna parte de esta serie!
En esta oportunidad te enseñaré cómo se forman los hábitos, sus etapas y cómo intervenir en estas.
¿Cómo se forman los hábitos?
Seguramente te has hecho esa pregunta ¿Por qué se forman los hábitos? La respuesta es simple: supervivencia. El cerebro siempre busca maneras de responder ante las situaciones empleando la menor cantidad de energía.
De este modo, cuando se presenta algo nuevo tomamos una determinada conducta, si esta resulta exitosa, el cerebro experimenta placer y se esfuerza para dar la misma respuesta en la próxima ocasión. De esta forma, repetimos las acciones hasta que se convierte en un patrón, es decir, un hábito, como ya hemos discutido anteriormente.
Dicho de otra manera, tus hábitos son una serie de soluciones automáticas que resuelven problemas y presiones que enfrentas frecuentemente. Esto permite que gastes energía y tiempo eficientemente.
Sin embargo, lo que más le importa al Cerebro Robot, el cual explique a profundidad en mi artículo “El cerebro: sus tres facetas y cómo manejarlas”, es el consumo de energía. Así, no le importa si este es bueno o malo para ti, de ahí el hecho de que formamos hábitos negativos y positivos de forma inconsciente.
¿Cuál es el proceso?
En principio se divide en cuatro etapas: Señal, anhelo, respuesta y recompensa.
Siempre que creas un hábito, tu cerebro pasa por estas fases.
Señal:
En este momento, tu cerebro adquiere una porción de información del ambiente e indica la posibilidad de una recompensa. Esto lo vivimos desde nuestros ancestros primitivos, los cuales sabían que podrían comer cuando veían huellas de un animal o reconocían la proximidad de un yacimiento de agua al ver plantas.
Si la SEÑAL nos indica que hay una recompensa cerca, pues la segunda etapa es más que lógica: el anhelo.
Anhelo:
En términos prácticos, el ANHELO es la motivación que genera nuestro cerebro para que nos movamos hacia la búsqueda de la recompensa.
La motivación precede a la acción y a los cambios de estado. Lo que anhelas no es el hábito en sí, sino el estado resultante de ejecutar esa acción.
Así, no es que anheles cepillarte los dientes, sino la sensación agradable de sentir la boca limpia luego de hacerlo. No aspirar a almorzar, deseas la sensación agradable de sentirte lleno o satisfecho.
Cabe aclarar que una misma señal puede ser interpretada de manera diferente por cada persona. El olor a cigarrillo resulta muchas veces repugnante para quien no fuma, pero extremadamente agradable y deseable para el fumador.
¿Qué implica esto? Las señales por sí solas carecen de valor. Son los sentimientos, emociones y pensamientos de cada individuo lo que hacen que una señal se transforme o no en un anhelo
Respuesta:
La respuesta es justamente la acción, el hábito que realizas. El que ocurra, el que actúes, va a depender de qué tan motivado estés, y el nivel de dificultad que asocies con esta conducta. Por ejemplo, si una acción requiere mucho más esfuerzo físico o mental del que estás dispuesto a invertir, entonces no la harás.
Finalmente, la respuesta te lleva a obtener la recompensa.
Recompensa:
La recompensa es la meta final de todo hábito. Si repasamos la seña, esta nos dará una idea de la recompensa.
Perseguimos las recompensas por dos motivos: 1. Nos satisfacen. 2. Nos enseñan.
La satisfacción implica que la recompensa tiene un beneficio implícito para nosotros. Comer y beber nos proporcionan energía. Un ascenso en el trabajo significa más dinero y respeto de nuestros colegas. Ponerse en forma mejora tu salud y tu autoestima.
Las recompensas nos enseñan, puesto que le indican al cerebro qué acciones vale la pena repetir en el futuro. El placer y el dolor son parte de este mecanismo que le permite distinguir al cerebro que es útil y que no.
Con esto claro, podemos empezar a entender cómo intervenir en nuestros hábitos. Resulta que si alguna de estas fases, la conducta es insuficiente, pues no se va a dar el hábito.
Dicho de forma más coloquial: si saboteas al hábito en cualquiera de las cuatro etapas, logras romper con él. Si eliminas la señal, el hábito nunca va a comenzar. Si reduces el anhelo, no tendrás suficiente motivación para actuar o si la conducta es demasiado difícil, no serás capaz de realizarla y, por último, si la recompensa no satisface tu deseo, entonces no hay razón para repetir esa acción en el futuro.
Otro dato clave es que este proceso también funciona al revés, es decir que podemos intervenir en estas etapas para CREAR un hábito deseado.
De todos los conceptos que hemos aprendido hoy, es que nacen las LEYES DEL CAMBIO de CONDUCTA, que nos sirven para CREAR HÁBITOS positivos o para ayudarnos a DEJAR hábitos negativos.
Ahora, para hacer el proceso más sencillo le asignaré una ley según la etapa en la que quieras dejar o crear un hábito.
Leyes para crear hábitos positivos:
La primera ley es HACERLO OBVIO, es decir, comprender la SEÑAL.
La segunda ley es HACERLO ATRACTIVO, de este modo, escoger un buen ANHELO.
La tercera ley es HACERLO SENCILLO, esto, para facilitar la RESPUESTA.
La cuarta ley es HACERLO SATISFACTORIO, es decir, una RECOMPENSA que te satisfaga.
Leyes para abandonar hábitos negativos:
Para esto, solo necesitas invertir las leyes, así:
En vez de hacerlo OBVIO, hacerlo INVISIBLE.
En vez de hacerlo ATRACTIVO, hacerlo POCO atractivo.
En vez de hacerlo SENCILLO, hacerlo DIFÍCIL.
y en vez de hacerlo SATISFACTORIO, hacerlo DESAGRADABLE.
La clave para adquirir o dejar hábitos está en comprender y dominar cada una de estas leyes. Esto es precisamente lo que enseñaré en la próxima clase, así que recuerda suscribirte a mi canal para no perderte de este curso.
¡Desata tu grandeza y no te conformes! Aprende con mi curso hábitos ha formar rutinas integrales donde no descuides ningún aspecto de tu vida.