El poder del enfoque ¿Qué podemos lograr?
Introducción:
El enfoque es la puerta de entrada a la Productividad Exponencial. Sin este, no hay capacidad real de actuar ni de aprendizaje.
Este artículo hace parte de la serie en la que te enseñó las bases de la primera M de mi método 4M de Productividad Exponencial, la cual se centra en el manejo del cerebro. Al final de la página encontrarás el link para que no te pierdas de mi explicación del método 4M.
¿Cómo funciona el enfoque?
En la publicación “el poder de las acciones”, mencionaba que existen dos tipos de acciones: aquellas reflexivas, es decir, automáticas y las deliberadas o propias. Supongamos que vas caminando por la calle y escuchas un carro frenando súbitamente, inmediatamente vas a pasar del modo automático de caminar a uno de deliberado para generar una respuesta rápida y apropiada frente a esta circunstancia. Puedes correr, saltar u observar mientras estás en estado alerta.
Ahora bien, pasar de este estado automático a uno deliberado requiere un enfoque de energía y atención. Precisamente, podemos decidir enfocarnos en algo específico o en comportarnos de la manera en que deseamos.
¡Ojo! Esto siempre se va a sentir como un esfuerzo, debido a que cuando hacemos actividades reflexivas nuestro sistema nervioso ya conoce los patrones y usa una mínima cantidad de energía para ejecutarlas.
Por el contrario, cuando queremos realizar una acción deliberada se requiere una buena cantidad de energía y, no solamente esto, para poder entrar en este modo el cerebro segrega adrenalina, la cual nos hace sentir agitados y estresados. Por tanto, el químico que impulsa a la acción está diseñado para hacernos sentir esas sensaciones.
Grabemos en piedra este principio: No existe un control de mis acciones y de mi comportamiento que no esté precedido por estrés. Así estamos diseñados, así venimos desde fábrica.
Ojalá esta verdad te haga empezar a cuestionarte algo que está muy metido en la cultura moderna: El estrés es el malo de la película y el enemigo de la humanidad. Pues déjame decirte que NO. El exceso de estrés es malo, pero la ausencia de estrés también es mala.
¿Sabes qué causa el exceso de estrés? En mi canal de YouTube profundizó el tema.
Neuroplasticidad y enfoque:
Esto es muy importante, ya que si quieres hacer cualquier cambio en tu vida, como aprender algo nuevo, cambiar la respuesta hacia ciertos estímulos o crear nuevos patrones de comportamiento tienes que entender obligatoriamente cómo funciona la neuroplasticidad de tu cerebro. Esta, en términos sencillos, es la capacidad que tenemos de moldear nuestro cerebro para que aprenda y desaprenda. Claro, esta posibilidad siempre va a estar acompañada de estrés. De hecho, el estrés es la puerta al cambio.
Así, lo mejor que puedes hacer es aprender cómo funciona y cómo controlar esta neuroplasticidad, todo para poder inducir cambios en tu comportamiento, en tus hábitos, en tu vida.
Aprovechemos para desmentir el viejo dicho de que un “loro viejo no aprende a hablar”. Sí es verdad que desde los 0 hasta los 25 años el cerebro es extremadamente moldeable, especialmente en los primeros 7 años; esto ya que permite que los niños puedan aprender cosas de forma pasiva sin realmente requerir un gran esfuerzo de concentración. Pero esto no quiere decir que como adultos no podamos aprender algo nuevo, solo que va a requerir un mayor esfuerzo y mayor autoconocimiento.
La clave de la neuroplasticidad reside en que para alcanzarla vamos a depender de qué tan despiertos o somnolientos estemos. Los responsables de los cambios físicos que podemos, de manera voluntaria, producir en nuestro cerebro son los neurotransmisores, que son los químicos como la adrenalina y la dopamina.
Ya les había comentado en mi artículo anterior que para aprender algo nuevo y entrar en un proceso creativo necesitamos enfocarnos y para esto necesitamos estar alertas, es decir, muy despiertos. Este estado de alerta —comúnmente asociado con el estrés— precede al enfoque y, por lo tanto, es la puerta de entrada para poder realizar cambios en nuestro cerebro. La adrenalina es la responsable de este estado de alerta, de este modo, podríamos decir que es el combustible que necesitamos para enfocarnos.
El cambio se va a dar en cuanto mayor enfoque le demos a eso nuevo que queremos aprender o a ese hábito que queremos desarrollar.
El entender esto es clave, porque así reconocemos que no será tan agradable la primera sensación del proceso del enfoque. Asimismo, sabemos que es la forma más efectiva para conseguir los objetivos que queremos. De esta manera, podemos entender que este malestar es momentáneo y que, más adelante, va a rendir unos frutos tremendos.
Una vez logramos introducir un hábito positivo en nuestras vidas entra a formar parte de los procesos reflexivos del cerebro, por tanto, generan menos incomodidad. Por el contrario, muchas veces el mismo cuerpo los empieza a pedir. Por ejemplo, cuando una persona empieza a comer de forma saludable o entra en una rutina de ejercicios diario, va a llegar un momento en que el mismo cuerpo le pedirá una ensalada o ir a hacer ejercicio.
Voy a ampliar esto en un próximo artículo: “Los tres cerebros”, así que te invito a estar pendiente de mi blog para no perderte de esta valiosa información.
Descanso y atención:
También debemos entender que los cambios en el cerebro no se producen en el momento que estamos enfocados, ni mientras realizamos la tarea. De hecho, no se producen ni siquiera mientras estamos despiertos.
Entonces, ¿Cuándo? Pues los cambios, lo creas o no, se producen cuando el cerebro está en estado de descanso total, es decir, cuando estamos dormidos o en un estado de relajación profunda. Así, grabamos en nuestro cerebro ese idioma que estamos aprendiendo o ese patrón de comportamiento nuevo cuando estamos durmiendo.
¡Atención! Esto implica que existe una relación muy importante entre mi estado de enfoque y el de descanso. Son las dos caras de la moneda de la productividad humana. No existe la una sin la otra. Entender esto es la clave principal de la productividad exponencial.
De hecho, hay estudios científicos que nos dicen que la mejor manera de aprender es estudiar durante 90 minutos e inmediatamente tomar una siesta o relajarnos profundamente durante 20 minutos. Está demostrado que esto mejora nuestra capacidad de retención de lo que aprendimos considerablemente.
Este cambio entre los estados de enfoque y descanso lo podemos entender como una especie de marea. Todos sentimos que cuando nos levantamos en la mañana estamos en un estado más general de alerta que va incrementando durante el día. Mientras que cuando va llegando la noche nos vamos sintiendo más relajados y somnolientos, hasta que eventualmente nos dormimos.
Estos son los ciclos de 24 horas, los famosos ciclos circadianos. Así, van a existir momentos del día que van a ser óptimos para pensar, enfocarnos y aprender, vamos a tener más energía, y momentos del día en que vamos a estar cansados y va a ser muy difícil concentrarnos.
Entonces podemos decir que para realmente sacar el máximo provecho a nuestra neuroplasticidad y productividad deberíamos ser capaces de dominar estos estados de alerta y descanso.
En el siguiente artículo voy a profundizar acerca del sueño y la importancia del descanso; vamos a hablar de cómo mejorar nuestra capacidad de descanso, si quieren, cómo hackearlo de manera natural.
Reflexiones finales sobre el enfoque:
Resulta que los científicos han descubierto que todo el funcionamiento de nuestro cuerpo está regulado en ciclos ultradianos de 90 minutos. Una contundente prueba de esto es que nuestros ciclos de sueño están divididos en períodos de 90 minutos cada uno; lo que los investigadores identificaron es que cuando estamos despiertos continúan estos ciclos. Esto quiere decir que de forma natural estamos diseñados para tener períodos de enfoque óptimos en estos tiempos.
Al sentarnos a desarrollar una actividad que requiere de nuestra concentración, una presentación de negocios o un correo importante, los primeros 5 a 10 minutos se van a sentir forzados. Sin embargo, a medida que nos vamos adentrando mejoramos la capacidad de concentrarnos y entramos en un estado óptimo de fluidez hasta que se completan los 90 minutos. Cuando llegamos a ese límite, sentiremos un declive de nuestro enfoque.
De acuerdo con lo anterior, te recomendamos dos herramientas poderosísimas.
El primero es comenzar por tu tarea más importante, ya que esta requiere de enfoque y concentración, así, debes reservar un bloque de 90 minutos para hacerla. A este bloque yo le he denominado Sesión de Alta Concentración o SAC.
A su vez, para sacarle provecho a este tiempo y que logres entrar en un estado de máxima fluidez o llamémosla de máxima productividad, deberás estar exclusivamente concentrado en esa actividad. Debido a que si te distraes te va a tomar otros 10 o 20 minutos regresar a ese estado de alta concentración puesto que estarías repitiendo el proceso desde el comienzo.
Sobre este tema estoy preparando un artículo y un vídeo en YouTube para ampliar el concepto y la aplicación de las SAC. ¡Suscríbete aquí!
Segundo, debes experimentar realizar estos bloques de tiempo a diferentes horas del día, esto para encontrar tu punto óptimo. Para muchas personas el momento de mayor alerta podría ser las primeras horas de la mañana o al medio día. Es un tema de autoexploración.
Estos momentos de mejor enfoque ayudan a que nos sintamos más motivados, energéticos y ansiosos. Así puedes reconocer ese momento óptimo.
Ten presente que estoy definiendo el momento óptimo, no que sea un instante exclusivo. Más adelante te voy a enseñar otros HACKS para que puedas modificar tu estado de alerta.
¡Revisa periódicamente mi blog y canal de YouTube para aprender más acerca de tu cerebro!
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